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INFO

  • fecha: 20-12-2019
  • LUGAR: Milán

PAÍS DE ORIGEN

Messico

Mexico

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Cesare alias Tony, el desafío de la ciudadanía - Milán

Cuando nos conocimos me dijo que se llamaba Tony, era verano de 2018 y venía a una de las reuniones que organizo los jueves, esa vez en el Arco della Pace. Me dijo que vivía en Alemania, pero que pronto se mudaría a Milán para vivir y trabajar.

No sabía nada de él, es una persona reservada a pesar de su apariencia de bromista y extrovertido. Cesare, conocido como Tony, es mexicano y llegó a Europa, Alemania, porque se enamoró de una mujer. Después de viajar con ella por varias partes del mundo, su historia terminó y le quedó un gran sueño por realizar: obtener la ciudadanía italiana.

¿Por qué italiana? En nuestro mundo para moverse, para viajar, para tener acceso a una vida mejor, existen ciudadanías de la Serie A que te permiten hacer algunas cosas y ciudadanías de la Serie B con las que puedes hacer mucho menos. La mexicana, en Europa, es una ciudadanía de segunda, si estás aquí y buscas trabajo, seguro que aunque hayas pasado la entrevista y te hayan asignado el trabajo, el número de pasaporte y el país de emisión pueden destrozarlo todo.

Sin embargo, esta no es la única razón que llevó a Cesare a venir a Milán, podría haberse casado con una mujer alemana o ir más al norte, donde tal vez un pasaporte mexicano es casi tan bueno como uno sueco y podría haber encontrado un trabajo más fácilmente. Cesare vino a Milán porque es hijo de padre italiano.

Cesare Tony cittadinanza

El pasado

En la década del 70 un señor, al que llamaremos señor Tonini, se fue a México y allí tuvo un romance con una joven mexicana de apenas 18 años con la que se casó y quien dio a luz a Cesare, llamado por todos Tony, porque nadie en México sabe pronunciar bien la «C» de Cesare, así que es mejor acortar el apellido.

El señor Tonini reconoció a Cesare como su hijo legítimo y luego le pidió a su esposa, a quien llamaremos Corazón, que lo siguiera a Italia, porque no había encontrado suerte en México y por eso era mejor regresar a su país con ese hermoso pasaporte que le permitía fácilmente moverse. Corazón era muy joven, no quería separarse de su tierra y con una dosis de impulso y dos de terquedad, que hacen el total de una mujer obtusa y cerrada en sus posturas, además de poco lista, lo dejó irse sin pedir nada a cambio.

Cesare creció con su abuela a quien llamaremos Marisol y quien para él fue su verdadera madre también porque Corazón pronto se volvió a casar y dio a luz a otro hijo. Los contactos con el Sr. Tonini se perdieron por completo y Cesare creció sin padre, hasta el día en que encontró su perfil en Facebook.

Después de mirar a través de sus fotos, descubrió que el Sr. Tonini tenía otra familia en Italia, una esposa e hijos cuya existencia nunca había sospechado. Hasta entonces su padre era solo una nube de humo, pero ahora veía que quien le había dado el apellido todavía estaba en este mundo, viviendo tranquilamente su vida en la ciudad de Génova.

En Facebook

La tentación fue enorme y finalmente trató de enviarle un mensaje.

– Hola

– ¿Nos hemos visto antes?

– Sip

 

– ¿Quién eres tú?

– Tu hijo

Debe haber sido más o menos así, luego un interrogatorio real del Sr. Tonini a Cesare. Una cosa era segura: sabía muy bien que había dejado un hijo en México. Cuando Cesare le dijo que le gustaría reunirse con él para saludarlo al menos una vez, respondió que estaba enfermo, tenía cáncer de pulmón y estaba en quimioterapia y, sobre todo, no quería que su familia supiera nada de su hijo mexicano.

Cesare respondió que no le importaba que su familia lo supiera, le preguntó si podía hacer algo por él durante su enfermedad, si podían reunirse en privado, no quería causar estragos en la vida de nadie … entonces el señor Tonini comenzó a engañarlo de varias maneras «podríamos vernos este día, o algún otro, de esta o aquella manera», pero ese día nunca llegó y Cesare entendió que debía dejarlo ir.

A pesar de su actitud negativa, el siguió escribiéndole de vez en cuando para saber cómo estaba, cómo iba la enfermedad. Su novia en Alemania le dijo: «Pregúntale si te ayuda a obtener la ciudadanía, ¡pruébalo!» y cuando finalmente se expuso y lo hizo, obtuvo otro «no» como respuesta. La única información útil que tenía sobre su padre era su ciudad natal, que le había dicho que era Savona.

Cesare 2

El viaje de la esperanza

Tomó un Flixbus hasta Milán y desde allí se fue a Savona. Una vez en Savona fue al registro municipal porque para iniciar un trámite de ciudadanía, si tienes un padre italiano, debes tener el certificado de nacimiento del padre. Una vez en la ciudad le preguntó a la empleada por el Sr. Tonini.

La empleada no pudo encontrar a nadie con ese apellido entre las partidas de nacimiento del municipio. Probablemente leyó la incomodidad en los ojos de Cesare mezclada con la decepción de que se burlaran de él nuevamente, o tal vez solo era un «ángel de la burocracia». Hizo algo inesperado: se alejó un momento y empezó a buscar algo en la computadora. Después de unos minutos, escribió un papel que le dió a Cesare: Sassoferrato.

El Sr. Tonini nació en Sassoferrato. Esa misma noche Cesare regresó a Milán y al día siguiente tomó un tren a Ancona, luego a Fabriano. Llegó demasiado tarde, no había más vehículos, por lo que durmió en la estación. Al día siguiente fue al pueblo de Sassoferrato y descubrió que allí nació su padre, cuál era su fecha de nacimiento y que llevaba algún tiempo casado con una mujer. ¿Y el matrimonio en México?

Con el certificado de nacimiento de su padre en las manos, llegó al Arco della Pace esa noche de julio cuando nos conocimos. Sonriente, lleno de energía, sin siquiera hablar una palabra de italiano, pero con un optimo inglés y, por supuesto, excelente español. En Albuquerque, donde vivió antes de mudarse a Europa, era gerente de ventas de un gran taller de automóviles.

Me dijo esa noche:

– Nos vemos en septiembre, me mudo a Milán.

Y en septiembre nos volvimos a encontrar y después de un tiempo me habló de su Odisea. Esa simple hoja fue solo el comienzo de un proceso burocrático que, después de los primeros seis meses, terminó en nada y tuvo que empezar de nuevo porque su expediente no pudo ser procesado por falta de algunos documentos.

El presente

Cesare logró movilizar a la Directora del Registro Municipal y al Cónsul de México en Milán. Con determinación lo consiguió haciendo todo tipo de trabajos, mesero, albañil, pintor de casas, portero … y día tras día sacó todos los documentos posibles que le pedían, incluido el certificado de nacimiento de su abuela que carecía de una «h» y por lo que tuvo que pagarle a un mexicano de confianza de su ciudad para que fuera al municipio de la Ciudad de México a recoger el documento, luego a otra oficina al otro lado de la megalópolis para que lo autenticara y finalmente regresara a su casa antes de enviarlo por correo a Milán.

Hoy volví a ver a Cesare, me trajo los burritos que había preparado para celebrar la Navidad en mi casa. No puede venir a celebrar con nosotros porque tendrá que trabajar en el restaurante mexicano donde hace un tiempo es mesero y donde es el único mexicano de verdad ya que el dueño es italiano, el chef es egipcio y los ayudantes de cocina de Bangladesh. Tenía muchas ganas de traerme lo que había cocinado, incluso si no podía asistir a la cena. Me dijo que le gustaría recibir su ciudadanía como regalo de Navidad, pero probablemente tendrá que esperar más. Le gustaría desearle feliz navidada a su padre, pero sabe que no le responderá.

Cuando era pequeña me había inventado un hermano mayor que se llamaba Giovanni y que me protegía de todo lo malo que me pudiera pasar. Hoy tengo el mejor hermano mayor que pude desear, se llama Cesare y es mexicano y en unos meses, espero, también italiano.

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