Lucas, il brasiliano che segue le orme dei suoi nonni
COMPARTIR
INFO
- FECHA: 01-04-2020
- LUGAR: Brasil
SUSCRÍBETE A LA NEWSLETTER
Brasil
ARTÍCULOS RELACIONADOS
Mis Consejos – Milán
Mis consejos – Milán: cosas que hacer o ver en la ciudad, curiosidades sobre los lugares frecuentados por los lugareños, eventos que no hay que perderse.
Lecturas Recomendadas ciudad de Milán
Scerbanenco (La niña de la despedida) y Harrison (Marjorie Prime), un espectáculo teatral que vi a teatro, son las lectura recomendadas – Milán
Melany, una joven ecuatoriana en Milán
La historia de Melany en Milán es una historia de «fragilidad social», vive con su hija en una comunidad que da la bienvenida a madres y niños.
Lucas, el brasileño originario de Veneto
Lucas y yo nos conocimos una noche de verano en Milán, en uno de los eventos que organizo los jueves para entusiastas de los viajes y viajeros de paso. Tenía una bicicleta plegable y venía directamente pedaleando desde Pavía. A pesar del sofocante calor del valle del Po, había venido desde tan lejos para conocer gente nueva. Esa noche había mucha gente y, como Lucas, había otro mochilero escocés que buscaba hospitalidad, Tim. A veces suceden pequeños milagros cuando viajas solo: no tienes un plan ni un destino preciso y, de forma inesperada, te encuentras con alguien que te acoge en su casa y que te ofrece su amistad sin conocerte.
Esa noche fui esa persona para Lucas y Tim, luego del evento los recibí en mi casa, descansaron y a la mañana siguiente les hice el desayuno.
Pero Lucas no era una persona pasajera, alguien con quien compartir un buen rato, apreciar la belleza de la fugacidad. Lucas se ha quedado en mi vida y yo en la suya y en estos años nos hemos hecho amigos. Lo vi llegar a mi casa varias veces con esa bicicleta plegable de varios lugares, me hizo sopa cuando tenía 39 de fiebre en pleno verano, me contó de su vida y yo de la mía y ahora vive en mi ciudad del corazón, Roma, y se enamoró de ella como tantos otros, ¡Roma te hace perder la cabeza!
La bicicleta
Cuando nos conocimos, Lucas había hecho recientemente un viaje increíble: había recorrido toda Nueva Zelanda con su bicicleta, un viaje que duró 5 meses en el que su presupuesto total era de 1300 euros…! Su proyecto «Pelo mundo de magrela» (Por el mundo en bicicleta) tenía como objetivo experimentar la dimensión de los viajes, no de las vacaciones, de la forma más eco-sostenible y económica posible.
Había hecho un primer viaje al sur de Brasil inmediatamente después de terminar la universidad, y desde ese momento había comenzado a pensar en los sueños que quería realizar, entre los que se encontraban esos paisajes que lo hacían soñar de niño, los del Señor de los Anillos.
Cuando Lucas decidió irse de Brasil, renunció a muchas cosas: un trabajo en el turismo que le gustaba mucho, unos ingresos fijos, una casa, una novia. Una voz en su interior le dijo que tenía que irse, dejar todo e ir al encuentro de lo desconocido.
Nuova Zelanda, Aoraki or Mount Cook[/caption]
El plan «25 a 30»
Mientras se preparaba para el viaje a Nueva Zelanda -un viaje en bicicleta requiere mucha planificación- decidió que quería reconstruir su vida desde cero y en 2015 escribió un plan en un papel que poco a poco, debido a una serie de coincidencias más que para una planificación real, se ha realizado.
Se fue a Nueva Zelanda en 2018 y decidió que en los próximos dos años intentaría vivir en diferentes lugares, deteniéndose en cada uno por un tiempo para comprender la cultura local, entrar, aprender el idioma local e incluso los dialectos.
Después de la gira por Nueva Zelanda encontró a su familia en Dubai -su hermano trabaja allí- y decidió que su ruta de viaje sería la opuesta a la que habían experimentado sus abuelos al emigrar del Véneto al sur de Brasil. Nunca han regresado a Italia, solo hablan el dialecto veneciano y portugués, pero Lucas quería entender algo de esa Italia que hace tanta «saudade» le daba a su gente.
Italia y las numerosas giras
Lucas se enamora de nuestro país, se siente como en casa, aprende italiano en muy poco tiempo y comienza a vagar entre Milán y Venecia, donde hace entrevistas de trabajo, para conocer un poco la región de origen de sus abuelos.
Después de 3 meses, regresa a Brasil y en solo 3 semanas escribe la primera versión de su libro sobre el viaje “a pedales” en Nueva Zelanda. Luego de casi 10 años logra hacer un viaje a Bali con sus padres y su hermano, es uno de los viajes que Lucas me contó con más ternura: finalmente la familia reunida, de los días de alegría y despreocupación surfeando y caminando y esa sensación de «Estar en casa» que tienes cuando estás con personas del corazón.
El tiempo con sus padres y amigos es precioso, pero siente las ganas de volver y esta vez se va a Chile, parando a trabajar por algún tiempo en Valparaíso. Allí también el lugar es hermoso, finas playas de arena blanca, le gusta el trabajo que encontró en un hostal, pero siente el deseo de volver a Italia.
Fue a saludar a sus abuelos en Novo Hamburg y vuelvío a subir a un avión, esta vez con Roma como destino. Aquí también trabaja en un albergue con el «Workaway», una forma de trabajo voluntario por el que trabajas unas horas al día a cambio de alojamiento y comida y la oportunidad de probar una experiencia de vida diferente.
Capodanno in famiglia
Marechiaro
Después de unos meses como voluntario, el albergue decide contratarlo a él y comienza a hacer el trabajo que ama: estar con personas, llevarlas por la ciudad como guía, organizar clases de cocina, hablar muchos idiomas diferentes y compartir su experiencia de vida con las personas que conoce.
Lucas decide irse a vivir junto al mar, elige un pueblo cerca de Anzio, Marechiaro. Desde allí puede meditar, tener su propia casa, dar largos paseos, acoger a su familia y viajeros. Viajar continuamente es muy agotador, no solo a nivel físico, a veces también es una forma de escapar de la realidad. De vez en cuando debes detenerte, mirar dentro de ti.
Lucas está en esta etapa de la vida: contempla el vacío -también dejado por el paro laboral por el coronavirus- para entender cuál será el próximo paso, qué camino tomar en su vida, como cuando era pequeño y su papá lo llevaba de viaje sin un destino preciso, pero con ganas de explorar y conocer, con el movimiento constante y ondulante que también acompaña al mar, donde hoy el azul de sus ojos se refleja en espera de lo que vendrá.