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INFO

  • FECHA: 09-12-2020
  • LUGAR: Milán

PAÍS DE ORIGEN

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Italia

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Mi camino de Santiago 2a parte

Cristina caminando por el mundo

Buen Camino de Santiago de Compostela

En este punto, póngase los auriculares con esta música de fondo de The Cinematic Orchestra, “Arrival of The Birds & Transformation”.

Generalmente el camino frances empieza de Saint-Jean Pied de Port. Todo empieza en los Pirineos. Hasta Santiago son unos 800 km, se tarda aproximadamente un mes. En cambio, mi camino fue diferente. Tenía 12 días de vacaciones en total y solo quería comenzar mi Camino. No estaba interesada en llegar a la meta, sino en hacer el camino. ¿Te acuerdas del pedacito de paz interior que estaba buscando? Con mi tiempo disponible no pude saltarme todo y llegar, no era la filosofía de todo y de inmediato en la que estoy inmerso todos los días que quería seguir siguiendo pero la del paso a paso. Con mi disponibilidad y mis energías. Así que hablando con mi querida amiga Clelia, experta en el «sector» y estrella brillante, que me ayudó mucho, desarrollé todas las etapas y compré un vuelo Bergamo – Vitoria Gasteiz.

Equilibrio

En ese momento, además de haber empezado a “practicar el arte de caminar” y me había inscrito en la piscina y asistía regularmente a clases de pilates y yoga. La cuestión del equilibrio fue fundamental para llevar todo el peso de la mochila y el cansancio sobre él durante 200 km y para la resistencia de las piernas, la  piscina y hidrobike fueron fundamentales.

Desde Vitoria Gasteiz, capital del País Vasco, después de pasar la noche y visitar la ciudad gracias a los valiosos consejos de Carlos, un amigo maravilloso y amable que me recibió como a una de familia, tomé un autobús local y llegué a Puente la Reina de donde tenia que salir la mañana siguiente. Un pequeño pueblo con un impresionante puente románico del siglo XI desde el que comenzó todo. Cruzando el puente a las 6.30 del día siguiente con mis 12 kg, me dije: “Estoy lista”.

PUENTELAREINA foto

Empiece lento, empiece poco a poco.

Hablando de kilómetros diarios, comienza lentamente, comience poco a poco, experimenta.

Hablo de unos pocos kilómetros pero de media 20 o 25 que acaban aumentando de forma natural en los días siguientes en función de cómo te sientes físicamente y cómo estás por dentro. Es un ejercicio de escucha y cuidado de ti  mismo. Estarás solo, pero casi nunca lo estarás. Será fácil flanquear o ser flanqueado por personas que, cruzando te dirán: – ¡Buen Camino! -, quién te preguntará dónde pararás o quién te contará sobre su vida. Conocerás a personas tan hermosas como estrellas brillantes y también aburridas, curiosas o distraídas. Te aseguro que cada uno de ellos representará una parte de ti, es increíble. A lo largo de 200 km me he encontrado y me he encontrado mil veces. Conocí perros callejeros atentos a sus territorios y que ladraban tan fuerte que empezè a hacer sus últimas oraciones en medio de nada, conocí personajes famosos en sus respectivos países de origen, profesionales, gente pobre, estudiantes, enfermos, ancianos, familias, conocí incluso el Amor en el Camino a Santiago. Cada día es nuevo. Cada humano que conocí en 10 días me dejó tanto que volver a mi vida que antes pensaba que era normal fue muy difícil.

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Volver a la vida cotidiana

Sonrío cuando pienso en esa sensación de estar en el lugar equivocado, recién regresada del Camino, en la curiosidad de todas las personas que me preguntaron por la experiencia y en mi orgullo de mostrar mis pantorrillas quemadas por el sol o mi rostro sin rastro de maquillaje cada día. Pero también recuerdo la alegria de tener una ducha siempre caliente o una habitación para no compartir con otras 90 personas.

A la luz de lo que hubiera pasado en dos años, así que hoy, cuando escribo, en medio de una pandemia que ha limitado todas las libertades a las que estábamos acostumbrados y acostumbrados, me siento afortunada.

Agradezco esa tensión que me ha empujado hasta ahí y ese anhelo de buscar siempre otra cosa, en otra parte, de sentirme mal por esto. Agradecida por mi impaciencia por quienes quieren que todos seamos iguales y perfectos, agradecida por mi inquietud, por mi hambre de leer, de no rendirme. Yo no caminaba. No soy deportista e incluso soy vaga. Me pregunto cómo pudo haber sucedido y cuánta fuerza cada uno de nosotros tenemos y cuánto somos todos iguales independientemente de las características físicas, el origen, la religión o el idioma. No vi gente diferente sino gente especial, vi peregrinos. El Camino de Santiago ciertamente está vinculado originalmente a un camino religioso, pero quizás siempre ha sido mucho más espiritual. Cada uno de nosotros tiene un alma visible e invisible, sin religiones ni categorías en las que atascarse. Para mí al menos fue así.

Volveré para concluir ese tramo del Camino, solo he recorrido ¼ y ya me ha enseñado mucho. Todavía habrá mucho por escribir.

FRECCIA foto
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Quien soy

Camino, luego existo.

Yo soy una caminante, una que camina con los pies, con la mente y con el corazón. No siempre he sido una caminante. Empecé hace unos años, por diversión y por un reto personal: recorrer tantos kilómetros como sea posible en el Camino de Santiago. Al año siguiente llegó el Camino Inca a Machu Picchu y los años siguientes muchos otros, más o menos conocidos. La mía es una verdadera pasión y ya no puedo prescindir de ella.

Me encanta perderme, solo para encontrarme, a lo largo de calles de ciudades desconocidas, bosques interminables o caminos inexplorados. Son dos en una, dos almas, dos corazones. Mi nombre es María Cristina, tengo dos nombres y caminar es una de mis formas muy personales de «amor propio«.

¿Vendrás conmigo a dar un paseo?

Sígueme en instagram @maracri clic  aquí.

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